Esta es la segunda clase, en la que
la emoción se manifiesta tan potentemente, al parecer esto va en aumento. Esta
vez me toco observar a mis compañeros, ellos debían hablar de una objeto muy
querido, algo que nunca regalarían, que se llevarían consigo si se fueran de su
casa, así de importante debe ser este objeto. En general los objetos fueron,
juguetes que recordaban a la infancia, collares, libros, dibujos, fotografías
etc. Pero mas que el objeto en si, importaba la historia que estaba detrás de
ese objeto tan particular, tan especial para esa persona, algo que puede ser muy
común para nosotros pero para esa persona tiene un significado, una historia muy
intima y particular. Se cerraron las persianas, y en ese ambiente de intimidad y
confianza comenzaron las historias, sentía como cada una de ellas se iba
reflejando en mi, la mayoría eran sentimientos comunes, como el hecho de haber
perdido algún familiar y la importancia del lazo que mantenían, lo difícil que
fue superarlo, y como a través de estos objetos ellos fueron sacando la energía
necesaria para poder seguir adelante, los sentimientos de amor que expresan
nuestros amigos y familiares, objetos que nos regalan y que producen una especie
de apego hacia estos, pues nos recuerda a esa persona.
Hay otros casos en donde, al igual
que yo, no encontraban un objeto por el que sintieran tanto afecto, para no
poder regalarlo, o abandonarlo. Se debía principalmente a que tenían un desapego
a lo material, o por que simplemente no lo encontraban. Aun así , hay que
admitir que todos tenemos varios objetos que no nos gustaría perder.
En mi caso serian varios objetos,
algunos libros, películas, alguna que otra creación mía (pinturas, dibujos,
instrumentos, esculturas) que he realizado desde muy pequeño, pero tendría en un
altar a las fotografías, hay un cajón en mi hogar, dedicado especialmente a los
álbumes de fotografías. Algunas tan antiguas que son en blanco y negro, de mis
antepasados, otras tan modernas, como las sacadas en la navidad pasada. Todas y
cada una de ellas valen oro, ya que representan toda la vida, que a rodeado a mi
familia por años. Es como abrir un libro y ver nuestra vida plasmada, en un
milisegundo, en ese momento,” que bella es la fotografía”, hasta puede lograr
captar la esencia de la situación. Son las fotos lo que guardaría en primer
lugar, si es que algún día llegan a atacar los zombis.
Debo admitir que me emocione, con las
historias contadas por los “narradores de vidas”, eso me pareció muy extraño, ya
que últimamente me he sentido como frío, inconmovible, no tan distinto a una
roca. Pero estas historias me llegaron profundamente, a rincones de
mi sentir, que estaban dormidos. Recordé a mi bella familia y lo
importante que han sido para mi, a mis amigos, algunos que he dejado de ver,
otros que nos seguimos viendo, y a personas que han sido mis guías en el sendero
de la vida.